El mes de noviembre ha venido con muchos bríos, con mucha actividad. Al menos para mi a nivel personal y profesional.

Se supone que el otoño es una época de recogimiento y de preparación para el duro invierno. Aquí en Andalucía estamos acostumbrados a que algunas estaciones pasen de largo, o se queden no sé dónde, y ese es el caso que ocurrió con nuestro otoño… que ¡de pronto se hizo invierno!!.

Pues, lo mismo que le ha pasado al otoño…bueno..se trasladó a mi.  Que, este mes, se me ha pasado como una exhalación, aunque he sido muy consciente y he vivido cada momento de una manera muy plena y muy intensa. He disfrutado una barbaridad y me he re-encontrado con personas maravillosas en muy diferentes ámbitos.

Acabo de finalizar dos programas de formación dirigidos a 2 destinatarios, en teoría son diferentes:

  1. por un lado, a empleados públicos y,
  2. del otro lado, empresarios y emprendedores. (Por cierto, esta formación está disponible On Line aquí)

Aparentemente son perfiles diferentes ¿verdad? pues bien, desde mi perspectiva son idénticos, iguales.

En efecto, en esencia todos somos lo mismo, independientemente del papel que representemos. Somos Seres que tenemos las mismas inquietudes, preocupaciones, dolores del alma, alegrías y penas…

Lo más interesante de todo es comprobar cómo las personas vienen a la formación con una densidad y oscuridad que hasta se puede percibir físicamente, vestidos de colores oscuros, apagados, en muchos casos con las caras contraídas y sin expresar apenas nada…. Y luego, ver cómo se va produciendo una evolución física a la par que toman conciencia que son mucho más que sus programaciones, que las emociones pueden gestionarse y transformarse, y que además, son seres libres que pueden dirigirse a conseguir sus sueños. ¡Es emocionante, impresionante y alucinante! (todos los «ante» del mundo)

En pocas sesiones grupales, las personas empiezan a desprenderse de corazas y caparazones, y se abren como florecillas en primavera, las caras se descontraen, empiezan a vestir de colores y a sonreír…..

Al final de un itinerario de 5 sesiones nos damos cuenta que en nuestro interior hay una piedra muy valiosa, enterrada muy profundamente, con muchas capas de lodo y fango alrededor. Incluso, en ocasiones, con muchas capas de dureza y de programaciones limitantes que actúan como una barrera. Pero, con la determinación y la decisión de encontrarla, en cada taller, vamos picando con el pico y la pala, con las herramientas adecuadas.

Asimismo, muchas veces las personas se cansan, se desesperan, o se enfadan porque es pesado o porque no ven el resultado pronto. Pero, si hay continuidad, con determinación, con la emoción que desea…….al final, siempre, siempre, está la recompensa: encontramos esa piedra.

Debo confesar que, esa piedra en apariencia es un pedrusco….pero cuando lo limpiamos, lo cepillamos, lo pulimos un poquito, descubrimos matices y colores increíbles que, ni siquiera, se acordaban que estaban en ella. Y de pronto, empieza a brillar, empezamos a descubrir que en esencia somos brillo, mucho brillo, luz mucha luz… Siii, ¡Eres brillante!

Como anécdota, una de las participantes en uno de los talleres, me preguntó si había pensado alguna vez que soy como un despertador para mucha gente, que estoy haciendo esto para ayudar a otros a despertar. Ufff ¡me quedé impresionada! A lo mejor sí…y prefiero decir que más que despertador facilito las herramientas para que cada un@ encuentre esa Luz que ES. Pues, merecemos empezar a «emanar» brillo con luz propia.

Eres talento, eres Luz, eres brillante. Muy brillante. 

Si lees esto hasta el final me encantaría que compartieras lo que te sugiere este post y te respondes ¿has descubierto tu brillo? ¡Mil gracias!