Enhorabuena¡ reconocer que eres madre o padre y que te sientes culpable algunas veces ya supone un gran nivel de conciencia.
Escribo este post después de un fin de semana largo que he tenido la oportunidad de compartir con dos personas muy especiales: mis queridos hijos.
Soy madre de dos hijos maravillosos a los que hasta hace poco les llamaba «mis niños», y bueno hasta aquí puede parecer normal pero es que «mis niños» tienen 2o y 24 años. Es por eso que, imaginaros la situación cuando los presentaba a alguien como «aquí mis niños». ¡Claro! las caras de unos y de otros eran un poema: los unos (los hijos) bastante incómodos con el término, y los otros (amigos, conocidos….etc) sorprendidos al ver a dos hombres «hechos y derechos» delante suyo.
A continuación, os podéis imaginar la conversación que venía.. y la petición «mamá por favor no nos llames niños, tienes unas cosas»….pero yo estaba completamente sorda…es más es que ni me lo planteaba….tan consciente y tan tan…..
Y caí del guindo…
El tema es que, este verano, he caído del guindo y me lo ha tenido que venir a recordar otra madre que vino como cliente a una de mis formaciones y ahora ya la considero una amiga del alma por todo lo que recorrimos y por la conexión que hubo entre nosotras.
El momento de toma de conciencia fue durante un ejercicio que, a ella le tocó guiar como facilitadora, y a mi hacer como alumna, una práctica con la que finalizamos la formación.
⇒Ver las distintas formaciones que tengo aquí.
La verdad es que no tenía ni idea de qué poner en juego y me vino a la mente:
Voy a ver ¿qué está pasando con mi papel de madre en este momento de mi vida?.
Aquí hago un paréntesis. Pues, todo coincide en que yo me mudé a Madrid y ahora no vivo físicamente con los hijos. Estamos separados por unos cientos de kilómetros, por consiguiente, a unas dos horas y media en tren y tres horas en coche. Visto así ¿parece que todo es normal verdad? unos hijos con una edad adulta, uno estudiando y el otro trabajando ya, y una madre que decide mudarse y seguir con su vida elegida.
Pues no, para mí no era normal. He pasado unos meses bastante triste y decaída porque los echaba muchísimo de menos. Y además, porque mi programación de madre es la que he aprendido en mi familia y esa programación me ha atormentado con pensamientos del tipo:
- «la madre está presente siempre y a disposición de los hijos»,
- «son los hijos los que se marchan de casa, no es la madre la que cambia de casa»,
- «la madre hace la comida todos los días»,
- «una madre puede trabajar y vivir su vida pero los hijos son ante todo»
Entonces, imaginaros el nivel de tormento que he tenido…
Un buen día…
Pero llegó ese día maravilloso y tuve que constelar mi función de madre en este momento de mi vida y me di cuenta que
Estaba siendo madre desde el sufrimiento, la dependencia emocional y desde la posesión porque los nombraba como «mis» hijos.
Gracias a Vicky Beláustegui (mi teacher en ese momento) y a los caballos que me dijeron todo….
Decidí empezar a actuar como una madre amorosa e incondicional pero no desde la dependencia y el sufrimiento, sino desde la aceptación y mi valoración ….y cada día me lo repito como un mantra porque se me olvida muy rápido y me vienen momentos bajos.
Ahora suplo la presencia física con mucho teléfono, Skype y mensajes de Whatsapp en los que comparto mi día a día y hemos establecido una relación de adultos muy bonita. Tiene mucha complicidad y confianza, con mucha comunicación auténtica y con momentos muy intensos de encuentros aquí y allá.
Estoy rodeada de mujeres y hombres con hijos de todas las edades. Quizá alguna madre o padre que está recién estrenad@ en esta función, con otras madres o padres que «están preparándose para»….y por eso escribo, para compartir mi experiencia de vida. Hace tiempo decidí dejar mi ego de lado y escribir a corazón abierto….
Y tú, ¿como ejerces tu función de madre o padre? A lo mejor tienes otros programas instalados o vives la maternidad /paternidad desde otro lugar, por eso me gustaría recibir tu opinión o tus comentarios.
Por mi parte, sigo haciendo el camino de la maternidad ahora desde el disfrute, el amor incondicional y la aceptación.
Gracias por leer¡¡
Hola preciosa! Acabo de leer tu post y yo también me siento identificada contigo. Mis niños son más pequeñitos pero por ello, a veces, tienen otro tipo de necesidades que no estoy del todo segura si estaré haciéndolo del todo bien. Es muy complicado ser madre en una sociedad cada día mas exigente. Los colegios te implican demasiado, los papás estamos separados físicamente por trabajo, tú tienes la necesidad de salir a luchar cada día por una vida mejor para ellos pero… para cuando los ratos en familia, el estar tranquilo y relajado y el disfrutar de una plena maternidad?? Es muy complicado… aún recuerdo tus consejos en aquel despacho, cuando me veías tan agobiada porque mi hijo mayor no dormía nada, ni de noche ni de día, ¡que horror!. Pues tengo que decirte que aunque ese fue un caso fuera de lo normal, me tocaron «otros dos» muy parecidos… En fin… el nivel de exigencia es muy alto y es por eso por lo que nos frustramos tantísimo. Enhorabuena por tu sabiduría, por tu consciencia y por saber canalizar las adversidades que te surgen por el camino, conociéndote se de sobra lo preparada que estas para todo. Un fuerte abrazo Carmen.
Gracias querida Gloria por tu comentario, qué alegria encontrarte aquí y que hagas esta reflexión, los hijos son nuestros maestros y nos ponen un espejo delante que refleja lo que tenemos que aprender en cada momento. Tengo muchas ganas de verte y ya, si o si, te llamo cuando esté en Córdoba. Un fuerte abrazo y a seguir adelante¡